miércoles, 30 de noviembre de 2011

NUEVE MÁS UNO (Juana Mª Monedero Martínez)


Cámaras digitales para dárselas de "lomógrafo"


Si ya tenemos nuestras gafas de pasta y nuestra camisa de cuadros pero nos da pereza volver al carrete, también en el mundo digital hay un montón de opciones para completar nuestra pinta de "hipster". Aunque Instagram es la opción más lógica, si de lo que se trata es de dar la nota, ahí van unas cuantas cámaras tan absurdas como divertidas -el precio a veces no es de chiste- para convertirse en el centro de todas las miradas.

Digital Harinezumi. Consagrada desde hace tiempo como la "lomo digital", esta curiosa cámara con nombre de erizo en japonés se sitúa a medio camino entre el vídeo y la fotografía. Aunque su principal aliciente era simular la estética de la película Super 8, los resultados fotográficos que brinda también han cautivado a más de uno. Pero atención, porque parece que tiene los días contados: se dice que la nueva Harinezumi Guru será la última de la saga. Cuesta entre 150 y 180 euros.


© Álvaro Méndez, QUESABESDE.COM

Yashica EZ F52 Uno de esos casos de manual de estudio para cursos de "marketing": una birria de cámara que por algún extraño motivo se acaba convirtiendo en una codiciada pieza. Detrás de su diseño austero y clásico con guiños a las cámaras Holga -en el mundillo se la conoce como Digital Holga, por cierto- se esconde una compacta digital de gama ultrabaja, con 5 megapíxeles y un objetivo de plástico de 42 milímetros. ¿La gracia? Su aspecto, el anillo para el enfoque manual, el visor directo y unos cuantos filtros. Presentada en 2009 y aparentemente descatalogada, los que no puedan vivir sin una pueden probar suerte con la Takashi FX521, sospechosamente parecida y disponible por unos 100 dólares.


Minimo-X. Es una minúscula cámara-llavero pero asegura ser capaz de "capturar los momentos poéticos de la vida". Nada más y nada menos. Técnicamente no es nada del otro mundo (3,2 megapíxeles, pantalla de una pulgada, foco fijo y focal desconocida), pero ofrece un buen surtido de efectos y fotos con colores muy saturados. De todos modos, su prestación estrella son las dobles exposiciones, bautizadas con el sugerente nombre de "happy accident". Por si fuera poco, acepta también filtros de gelatina. Puede encontrarse por unos 80 euros.




Digital Necono. Si de lo que se trata es de dar la nota, ésta es tu cámara. Y es que su forma de gato no pasa desapercibida cuando nos disponemos a sacar una foto. Los resultados no se salen de lo habitual en estos casos (imprevisibles y bastante lamentables mirados con ojo clínico), pero la opción para crear "time-lapses" puede dar mucho juego. Se puede adquirir con un monitor independiente que hace de base, aunque en ese caso el precio del capricho sube un poco más. En la tienda "Chandal"de Barcelona puede encontrarse por unos 160 euros.

© Álvaro Méndez, QUESABESDE.COM



Clap. Perteneciente al segmento de las cámaras-llavero, la Clap es una de las creaciones de SuperHeadz, toda una institución en esto de las llamadas "toy camera". Está disponible en media docena de colores y, pese a su reducidísimo tamaño, integra un conector USB para cargar la batería y descargar las imágenes. Es capaz de realizar fotografías de 2 megapíxeles y vídeos de hasta 720 x 480 puntos de resolución. Las imágenes desenfocadas y de colores extraños también vienen de serie, por supuesto. Sus creadores aseguran que su manejo es muy sencillo y el precio es razonable. Se puede encontrar por unos 55 euros, tanto en la versión Clap original como en la denominada PickMix, aparentemente idéntica.




Agfa Sensor 505-D. Si el caso de la Yashica EZ F521 es extraño, el de esta Agfa roza lo paranormal. En realidad, nadie sabe muy bien por qué esta compacta ha ascendido a la categoría de "lomo digital". Sus especificaciones son convencionales (5 megapíxeles, objetivo de 44 milímetros sin zoom, pantalla de 2,4 pulgadas), y tampoco su diseño resulta especialmente inspirador. Tal vez sea ese enorme botón rojo del disparador que recuerda a las primeras cámaras de película que hace décadas circulaban por nuestras casas o los extraños resultados que produce. El caso es que en Japón ha sido un éxito de ventas y no es fácil dar con una. 




Objetivos Holga para réflex. Hay gente para todo, así que tampoco deberíamos extrañarnos de que alguien sienta la necesidad de convertir su flamante réflex digital de última generación en una cámara lomo. Si es el caso, en Holga han estado atentos y han lanzado objetivos intercambiables compatibles con la mayoría de bayonetas del mercado. Hay opciones para todos los gustos: desde una óptica de plástico (60 mm f8) que cuesta unos 23 dólares, hasta kits más completos que incluyen también un tele, un angular y dos conversores para fotografía de acercamiento y macro. Todo ello por unos 63 dólares en la tienda oficial de Holga.




Gizmon Half D. Se autodefine como un homenaje digital a las Olympus Pen F, y a ellas recuerdan vagamente su diseño y su logotipo. Más allá de este guiño, sus prestaciones son de infarto: 2 megapíxeles, pantalla de 1,5 pulgadas, enfoque libre y una óptica de focal desconocida y con una luminosidad de f2.6. Su precio es también bastante divertido: entre 150 y 200 dólares. Además del clásico surtido de efectos y colorines tanto para las fotos como para el vídeo (VGA), pueden comprarse por separado conversores ópticos que se acoplan a su "montura" magnética. Otra de sus peculiaridades son los tres formatos diferentes que ofrece, incluido uno cuadrado que parece sentarle muy bien y otro que sólo aprovecha la mitad del fotograma, como las antiguas Pen.








Cámara Lego. Compitiendo codo a codo con la Necono por el puesto de cámara más indiscreta del momento, este modelo tiene la virtud de contentar a dos tipos de "geeks" simultáneamente: los amantes del Lego y los de las cámaras extrañas. Es cierto que está pensada para niños, pero los malos resultados que ofrece casan perfectamente con la filosofía lomo que andamos buscando. Disponible en una versión multicolor y otra en rosa, con un poco de paciencia y unas cuantas piezas seguro que podemos construirnos la cámara más extraña del barrio. Su precio es de 80 euros.





Digi Clover San. Otra más para la colección de llaveros-que-hacen-fotos importados desde Japón por gentileza de SuperHeadz. La filosofía es la de siempre en estas cámaras "lo-fi": calidad ínfima y prestaciones mínimas (ahí están sus 2 megapíxeles). Es diminuta, tiene un diseño curioso y los resultados que ofrece son suficientemente extraños como para dar el pego. Disponible en varios colores (cada uno de los acabados tiene nombre propio y esta Clover San se corresponde con el verde), el visor óptico retráctil le da cierta personalidad. Como muchas de sus compañeras, en Japón es muy barata pero por aquí habrá que pagar unos 50 euros para conseguirla.




Fuente: Iker Morán

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